Sueño

Cautiva de Morfeo, breve esclava,
andas ahora tranquila, antes brava.
Y se perdía mi vista en la frontera
que unían a la seda y tu cadera.

Renaces y cuestionas los encuentros,
el constante latir de los momentos.
Quieres saber quién soy, quienes somos 
y qué es.
Nadie soy, nada somos.
Ya lo ves.

Mas eres frio hielo por la espalda
que en noches de verano haces bajar.
Y eres tú también ardiente fuego
que calienta mi cuerpo sin quemar.

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